Día 3. Reto al Cambio

Hola!!!!!


Hace años trabajaba como administrativa en Madrid. Trabajé en diferentes puestos y empresas, pero todos estaban relacionados directamente con la atención al cliente y proporcionar asistencia. En esa época mis objetivos nunca fueron trabajar en la sanación ni dirigir mi propia vida laboral. Eso aún estaba muy lejano. 

En ocasiones me preguntaba porqué no tenía ningún interés especial, lo único que me movía era buscar un buen puesto, bien remunerado. Me daba un poco igual que hacer, pues sabía que me adaptaría. Fíjate que curioso ahora siempre busco adaptar las circunstancias a mis gustos, y antes era yo la que me amoldaba a las situaciones.

Un día ordenando papeles encontré mis antiguos poemas. De pequeña me gustaba escribir retazos de historias, y sobretodo poemas. Disfrutaba captando el instante y contarlo en detalle, como si pudiera asomarme a un mundo diferente al mío, espiando desde el agujero de la cerradura. Cuando intentaba escribir algo más largo, una historia completa, me costaba mucho, y parecía que la magia no salía. Sólo cuando me dejaba llevar era cuando salían a relucir las mejores historias. 

Recuerdo que en el Instituto nos pidieron hacer un relato corto, y al día siguiente lo leeríamos en clase. Unos cuantos compañeros leyeron sus historias, y la clase transcurría como una parte más de la lección. Entonces alcé la mano, había estado escribiendo una historia extraña, era una especie de historia de terror, desde el punto de vista de un asesino en serie. Ahondaba en la psique de un chico joven que mataba por placer. La verdad es que ni siquiera me gusta ese género, y ha sido la única historia que escribí así. Lo curioso es que comencé a narrarlo, y cuando terminé, la clase entera había enmudecido, casi podían ver a través de los ojos vidriosos del joven asesino. El silencio se mantuvo aún unos instantes más, y luego surgieron los aplausos emocionados de mis compañeros. Había conseguido mostrar un retazo de una vida, con las complejidades propias del ser humano, en tan sólo unas pocas páginas.

Sin embargo yo, al igual que tu, había olvidado esa faceta mía, y sobretodo, que me hacía feliz. Desempolvé unos folios raídos por el paso del tiempo y encontré un poema, se titulaba Yo soy un contador de cuentos. Con muy pocos años, definía a la perfección lo que ahora, casi 30 años más tarde, he decidido que es mi pasión. Contar historias por el mero placer de contarlas

Así que ahora quiero que seas tú el que saque a la luz, aquellos pequeños placeres con los que disfrutabas en tu juventud. Al principio es posible que no aparezca ningún dato relevante, pero por favor, date tiempo. Tómate un té calentito y deja que su fragancia te inunde, cierra los ojos, y sitúate de nuevo dentro de tu cuerpo pequeño, aquel que vestías cuando tenías 10 años. Deja que la placidez del momento tome las riendas y recuerda 3 deseos o placeres.

Basta que encuentres tres anhelos importantes en tu vida, cuando aún no te preocupabas en hacer las cosas en automático, y no pensabas en ser adulto. Cuando los tengas anótalos en un papel y medita sobre porqué los has abandonado.

Este ejercicio es de suma importancia, pues mañana trabajaremos sobre tus deseos, y sobre las razones que han limitado o desterrado tu plena experiencia de felicidad.

Y ahora voy a contarte otra de mis historias insólitas. ¿Has oído hablar de la proyección astral? Hubo un tiempo en que me interesé mucho sobre este tema. Leí algunos libros y comencé a practicar por mi cuenta. La proyección astral es el método por el cual tu cuerpo energético, que sería tu doble de luz/energía, se desdobla de tu cuerpo físico. Esto ocurre de forma natural cada noche, y por eso los sueños te parecen tan reales, porque de hecho los estás experimentando con tu otro cuerpo, no tan físico pero si extremadamente sensible. Estas prácticas te ayudan a que ocurra de modo consciente, ya que habitualmente estás dormido mientras sucede y por ello no tomas conciencia.

Estuve mucho tiempo practicando el dormirme de forma consciente, pero al final o no dormía, o caía profundamente, así que al final me cansé y dejé de intentarlo. Un día estaba durmiendo una siesta, y recuerdo que comenzó a crecer una sensación de urgencia dentro de mi. Tenía que despertarme porque tenía que llamar a mi pareja, y además era muy urgente. Intenté despertarme una y otra vez, pero era como si mis ojos estuvieran sellados con pegamento, y mi cuerpo envuelto en una sábana apretada que no me permitía mover ni un sólo músculo. Cada vez me esforzaba más, llegando a sentir miedo por no poder despertarme, y cuando parecía que todo estaba perdido me alzé.

Me sentí aliviada al haberme finalmente levantado, me dirigí a la mesa que tenía junto a mi a coger el teléfono, pero algo iba mal, comencé a prestar atención y me di cuenta que toda mi habitación se veía como borrosa, o más bien menos nítida. Cogí el teléfono pero no conseguía marcar, porque el teclado era como de una calculadora, no comprendía nada. Iba a levantarme a buscar el teléfono fijo, cuando me dí cuenta de que había una mujer joven apoyada en la pared observándome. Estaba comiendo patatas fritas y no pude acertar a verle la cara claramente, pero juraría que se parecía a mi.

En ese momento me dí cuenta, no podía haber nadie conmigo, yo estaba sola y no podía haber entrado sin escuchar la puerta. Entonces me desperté, y me dí cuenta de que había experimentado por unos breves instantes la tan ansiada proyección astral. 

No sólo tenía la prueba de que era posible y eran ciertos los relatos en los que las personas vagaban por versiones brumosas de sus casas, y alrededores. Y me pregunté ¿algo brumoso en una realidad corresponde a algo sólido en otra complementaria?.

Comprendí que era cierto que tenemos unas actitudes latentes impresionantes, que estamos rodeados de una realidad inmaterial que sustenta la conocida realidad, y que además, de nuevo, aparecen viajeros que nos acompañan a lo largo de nuestra vida.

Mis pensamientos fueron bruscamente interrumpidos por una llamada, era mi pareja …

Te dejo con tu reflexión, permite que tu corazón tome los mandos y RECUERDE … Silencio … se rueda! 

Bienvenido a la película de tu vida.